martes, 2 de diciembre de 2008

Vaselina - ¡Insulto a la crinolina! (Parte 2)

Continuando con la crítica al menesteroso espectáculo del fin de semana…

Hubo momentos claves en tan elemental espectáculo que llamaron mucho la atención:

  • La pésima calidad en el audio. Con una amplia serie de micrófonos distintos, muy evidentes (sabrán que los micrófonos que deben utilizarse en el teatro deben ser discretos para que todo sea más creíble). No sé a que se debían las fallas, que únicamente ocasionaban que los diálogos se escucharan entrecortados, o peor, que no se escucharan en lo más mínimo. Y se le debe de enseñar a los actores y actrices a decir sus diálogos con micrófonos, ya que varios de ellos entre su dicción escueta y los alaridos que pegaban, el público no lograba escuchar ni entender absolutamente nada. Como parte del equipo debieron tener un ingeniero de sonido.
  • La intoxicación por el olor a gasolina. Comienza la canción de “Rayo rebelde” y entra a escena un carrazo color rojo (aunque disfrazado, ya que es antes de la gran transformación). Definitivamente el carro no superó el desempeño de los participantes, dejando una emanación de gases seguramente tóxicos. Después del pasón, cuando ya el efecto bajaba, sucedió lo mismo, despertando a todos aquellos que habían preferido tomar una pequeña siesta.
  • Leon-O, líder de los Thundercats resultó ser el personaje principal de Vaselina. El peinado de Danny, el cual conforme pasaba el tiempo empeoraba, lo hacía parecer más como el rey de la selva, que un galán de los años 60.
  • Sandy la asalta cunas… Uno de los principales desaciertos de casting: escoger a un chiquillo carilampiño para el papel de Dany cuando Sandy se ve bastante mayor que el joven actor. Tal vez quisieron tener una semejanza con la película, ya que John Travolta tenía 24 años cuando la filmó, mientras que Olivia Newton-John tenía 30.
  • Cha-cha DiGregorio no chocó, ¡la chocaron! Aquéllos que lograron percatarse del error de la actriz, al girar y textualmente estamparse contra una de las piernas y muro del escenario no pudieron aguantarse la carcajada.
  • Un Ángel olvidadizo. Al comenzar el número de Vuelve a la escuela, sale Ángel muy seguro de sí mismo, olvidando encender su micrófono. Seguramente al ver la cara de extrañeza del público, el actor se percató y no tan sutilmente lo prendió. Posteriormente, en el clímax de la canción, estuvo a punto de gallar. Chavo, no hay que olvidar de encender el micrófono antes de salir a escena y hay que controlar los nervios para no cometer errores.
  • ¡Dany no es Dany! Nuevamente una mala decisión de casting. Ni Alen Domínguez (Dany) ni Aldo Guerra (Kiko) se caracterizaron por una gran actuación, ni por tener grandes voces, ni por ser unos excelentes bailarines. Para mí, su participación fue ordinaria e insustancial (aunque tengo mis dudas, creo que ambos, principalmente Kiko, tienen madera y podría clasificarlos como raw talents. Con un buen maestro, podrían explotar las cualidades que tienen escondidas). Pero físicamente el papel de Dany debió ser representado por Aldo Guerra, ¡punto! Cuando salen en el primer número musical, antes de que se sepan los nombres de los papeles que están representando, sólo hay uno que sobresale del resto y en seguido uno piensa en él como Dany.


El veredicto final: ¡Reto no superado! No entiendo de verdad por qué Difusión Cultural ha perdido ese toque que tenía para presentar espectáculos de alta calidad. Ya que en los últimos semestres se ha dejado ver que han tenido un sinfín de equivocaciones y malas decisiones, que a final de cuentas evidencian a los que menos tienen la culpa: los alumnos participantes. Vamos, ellos no tienen la culpa de no cantar, no bailar o no actuar bien. Hay gente que no tiene talento artístico y punto. Pero debe de haber alguien que sepa reconocer esas carencias y, una de dos: o tratar de desarrollarlas para mejorar el desempeño artístico (por ejemplo, en Vaselina, mejorar la condición física de varios de los actores para que puedan cantar y bailar bien al mismo tiempo sin que les falte el aire, para que después puedan decir sus líneas sin jadear) o buscar a alguien que sí cumpla con todas las exigencias de un papel.

Por otro lado, si se tiene a un buen equipo de actores, bailarines y cantantes (caso que no es el de Vaselina), debe haber una producción por detrás que los soporte. Cosa que tampoco sucedió en Vaselina. Fue un espectáculo que le quedó muy chico al Teatro San Rafael. Es una lástima que no pudieron acercarse ni un poco a lo que fue Beatlemanía o Queen. Bien dicen que el show debe continuar, pero por favor no continúen con este tipo de presentaciones que únicamente son bien vistas en una kermés. Vaselina fue en su totalidad un insulto a la crinolina.

lunes, 1 de diciembre de 2008

Vaselina - ¡Insulto a la crinolina! (Parte 1)

Y después de varios meses de anunciado, llegó por fin el tan esperado estreno de Vaselina, presentada por alumnos del Tecnológico de Monterrey, Campus Ciudad de México. Y así como llegó, se fue, dejando únicamente un mal sabor de boca a los fanáticos no sólo de los musicales, sino de una de las obras más representativas de este género.

Se dice que lo que mal comienza, mal termina, y la segunda función del viernes 28 de noviembre no fue la excepción a la regla. Si bien mi crítica es relativa únicamente a esta función, sé de buena fuente que no hubo gran diferencia en el resto de las funciones. Y aunque contaba con boletos también para la última, vergüenza me dio llevar a mis invitados a presenciar un espectáculo de mediana calidad, por lo que preferí llevarlos a escuchar el coro de la misa dominical.

Todo comienza con la hora: 21:30 hrs. Aquí en México, se insiste en la impuntualidad, creyéndose los dueños del tiempo de uno. ¿Por qué no abrir las puertas del teatro al diez para las diez? Yo sé que había una función antes, pero entonces lo que se hace es marcar como hora de comienzo las 22:00 hrs. Evidentemente con dicho retraso, la función terminó cerca de la una de la mañana.

Todos a sus puestos, tercera llamada... ¡Comenzamos! La banda comienza a tocar, y como en montajes anteriores, se escucha bastante bien. Todo pareciera indicar que la espera había valido la pena... gran equivocación. Lo primero que uno alcanza a percibir es una escenografía inicial sencilla (lo cual es entendible en una producción escolar y puede cambiar durante el transcurso de la obra). Lo segundo, un vestuario pobre, que no reflejaba en su totalidad la moda de la época. Los jeans de los personajes masculinos principales, no sólo con un estilo totalmente inadecuado, sino que también eran de algunas tallas extras, haciéndolos ver torpes y con sobrepeso (lo cual no necesariamente era una ilusión óptica causada por los pantalones). ¡En una obra como esta, el vestuario es algo fundamental!

Continúo con los números musicales, aspecto más que importante en teatro musical. ¿Las coreografías? Bien montadas, mal ejecutadas. En más de uno de los números, la precisión dejó mucho que desear. Tanto algunos de los personajes principales, como algunos de los bailarines hicieron evidente su falta de coordinación (o tal vez falta de concentración únicamente). Visibles fueron los pasos a destiempo que no iban de acuerdo al beat de la música, así como pasos a la inversa (mientras todos giran a la derecha, no faltó aquél que giró a la izquierda). ¿Las voces? (Sin considerar por lo pronto los problemas de sonido.) Ni muy muy, ni tan tan. Grises en su mayoría, con las siguientes excepciones: Ángel, buena voz, aunque se vio opacado por el error que comentaré más adelante. Sandy, Sonia y Licha… Felicidades a las tres, buenas voces y buenas intérpretes, llenando el escenario como debe de ser. Memo con un timbre particularmente lindo, es un hecho que no tiene la gran voz, sin embargo, se disfrutaba mucho el escucharlo cantar, muy bien en las armonías. Aún con estas excepciones tengo que decir que el montaje de voces fue bastante llano, nada sorprendente. Se notó a leguas la ausencia del Maestro Beto Castillo.

El día de mañana continuaré con la crítica, porque aún queda mucho que decir.

lunes, 1 de septiembre de 2008

La Academia, Última Generación (¿Será?)

Después de varios meses de que se anunció que sí se realizaría una sexta, y última, edición de La Academia, el domingo pasado por fin el público televidente pudo "deleitarse" con más de 3 horas de transmisión del tan esperado primer concierto.

No hablaré de todos los participantes, puesto que apenas comienzo a conocerlos y varios de ellos, grises, no merecen ni siquiera una mención (afortunadamente algunos de ellos ya están fuera de, como se le comenzó a llamar desde la primera generación, tan prestigiada institución de alto rendimiento).

Empecemos con el conductor, el chileno Rafael Araneda... Su conducción fue buena a secas, se mostró agradable ante el público, jugando un papel imparcial entre críticos y maestros y si bien nuevamente trataron de explotar los chismes fuera de lugar de los participantes, asemejándose mucho en la mediocre participación de Alan Tacher en las generaciones anteriores, los alumnos no dieron mucho de que hablar (esperemos por el bien de los espectadores que esto siga así, y que los noviazgos, muertes trágicas, abandono de padres golpeadores, matrimonios y demás no se vuelva parte esencial de los conciertos dominicales). Si bien no tuvo nada aplaudible, hay dos cosas que llamaron mucho mi atención... para mal por supuesto. Primero, una cabellera pasada de moda, a la usanza del señor Camilo Blanés Cortés, mejor conocido como Camilo Sesto. También ésta debió ser la imagen en la que se inspiró el participante de Nuevo León (comentario al márgen: no causa ninguna sorpresa que su ex-académico favorito sea Víctor García... una muestra más de mal gusto). Segundo, el saco de terciopelo negro que el conductor portó durante el concierto... No soy fanático del terciopelo, y menos en este tipo de prendas, pero considero que el evento requería un poco más de elegancia.

El escenario... ¡Vaya que en esta ocasión sí se esforzaron! Afortunadamente el esfuerzo (y el dinero) se vio traducido en un escenario no sólo funcional, sino en una muestra de dinamismo y modernidad que a muchos nos hizo olvidar por algunos ratos (porque hay cosas que nunca se olvidan) el parque acuático donde tenían que mostrar su talento los alumnos de la cuarta generación. ¿Recuerdan que hasta incluso llegaron a tener una especie de mamíferos acuáticos partícipes en los lamentables espectáculos?

Continuemos con el panel de críticos, en esa ocasión formado por Enrique Guzmán, ídolo de la juventud de la década de los 60’s, Raúl Quintanilla, ‘Maestro’ miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte, Lisset, actriz y cantante quien se diera a conocer al interpretar Nada Personal junto al honorable Armando Manzanero, y finalmente, pero no por eso menos importante, Arturo López Gavito, crítico de hierro en algunas de las ediciones anteriores de La Academia. Dos de ellos pienso que desempeñaron un buen papel como críticos: Lisset y López Gavito. Aunque fue visible la poca experiencia en el panel, la primera tuvo comentarios acertados, mientras que el segundo, sin importar que en varias ocasiones no comparto su juicio (recordando que fui uno de los fans de Jolette, sin importarme su miserable actuación concierto tras concierto), Gavito es sin lugar a dudas una personalidad que tiende a ser objetivo en su crítica. Del señor Enrique Guzmán por el momento omitiré cualquier opinión que tenga respecto a él, ya que su poca participación (lo cual considero que fue correcto al ser el primer concierto) no me da armas suficientes para poder tener un comentario sobre su desempeño. Al que sí deberían “callarle la boca” es al susodicho ‘Maestro’ Quintanilla, quién se atrevió a muy artísticamente calificar como “orgía de mal gusto” uno de los números. Me permito citar a Roberto Rondero, columnista de El Universal, compartiendo su opinión: “lejos de comportarse como un docente y muy cerca de un castrante doctrinario”. No cabe duda que alguien que se extrañará mucho será a Lola Cortés, que aún con sus duras críticas era quién más le aportaba a los alumnos.

Desgraciadamente, una vez más tenemos que soportar la petulante y despreciativa presencia del Director Héctor Martínez. ¿Por qué la necesidad de seleccionar a alguno de los directores anteriores siendo que ninguno (si acaso el Maestro Willy Gutiérrez) ha logrado desempeñarse satisfactoriamente? Estoy totalmente de acuerdo que el rol de Director debe ocuparlo alguien con mano dura, pero también debe ser alguien que sepa cómo tratar a unos adolescentes que no saben cómo moverse en el medio artístico. Héctor Martínez es la viva imagen de Beatriz Moreno en el papel de la Sra. Orraca (o la Urraca como le decían los alumnos), directora de la escuela en la telenovela Carrusel, ¿la recuerdan?

Para finalizar, haré un recuento de los momentos memorables del primer concierto de la que supuestamente será la última generación de La Academia:

  • Se le vio todo México… ¡Tres veces! Alba, la Tabasqueña, al recibir la noticia de que ella era una de las seleccionadas, se quitó los tacones (pobre chica, por favor que le enseñen a usarlos), corrió y se tiró al escenario enseñando los calzones en más de una ocasión.
  • Juegan con los sentimientos de Luis Armando. Para variar Héctor Martínez en uno de sus actos llenos de soberbia, justo después de cantar y bailar, le pide al participante que se vaya a la casa. Él primero cree que es seleccionado y salta de alegría, pero luego el Director lo desmiente y le dice que no está adentro. Más tarde le informan que sí es uno de los originalmente 18 seleccionados. ¡Pobre muchacho! (También necesita un cambio de look urgentemente).
  • Competencia por el Premio a las Lágrimas de Cocodrilo. Uno tras otro, los participantes al recibir la noticia de que eran elegidos, tremendas escenas de lloriqueo que armaban. La ganadora definitivamente… Perla, quien estaba inconsolable y quien parecía necesitar un par de cachetadas para que se tranquilizara.
  • Héctor Martínez para Director del Instituto de Prevención Social del Delito. Durante la interpretación de “No dudaría” por parte de los exalumnos (un aplauso para Beto Castillo por tremendo arreglo de voces, aún cuando como persona es un ser bastante arrogante, hay que reconocer que su trabajo es para reconocerse y aplaudirse estando de pie), el Director de La Academia se dirigió a los asistentes y televidentes con un discurso meramente político y poco creíble en relación a la inseguridad e impunidad que se vive en el país.


Veremos qué es lo que sucede durante los próximos meses, esperando que las actuales pobres voces de los alumnos de La Academia nos puedan sorprender como lo hicieron alguna vez Myriam, Yuridia y Colette y que quién resulte ganador de la sexta y última generación sea alguien con talento, carisma y versátil, y no alguien como el Conde de Chalpatlahuac y su manzanita o Samuel y sus Ricitos de Oro

viernes, 8 de agosto de 2008

Retos a superar - Difusión Cultural @ Tecnológico de Monterrey, Campus Ciudad de México

Comienza un nuevo semestre en el Campus Ciudad de México del Tecnológico de Monterrey. Si bien este semestre marca una gran diferencia para los alumnos de nuevo ingreso (quienes contarán con un dispositivo BlackBerry como apoyo tecnológico para su educación), el resto de los alumnos ya están acostumbrados a las actividades y tareas típicas de inicio de período.

En Difusión Cultural hay algunas cosas que no cambian. Unos cuantos días antes del primer día de clases publicaron los horarios de los talleres que se impartirán de agosto a diciembre y algunas horas después son varios talleres los que se encuentran cerrados por la alta demanda de la comunidad. El primer día de clases, las famosas listas de espera comienzan a llenarse a un ritmo acelerado, haciendo pasar coraje a varios alumnos al no poder inscribir el taller que más querían.

En los salones, se saludan con gran alegría aquellos que han llevado el mismo taller tantas veces que ya hasta han perdido la cuenta de cuánto tiempo lo han tomado (no los critico, yo fui uno de ellos, jeje). Los nuevos tratan de disimular su timidez, buscando a algún conocido o simulando que hablan por el celular y se preguntan si realmente fue una buena idea el haberse inscrito al grupo. Finalmente, el maestro o maestra llega, algunas veces se presenta, otras no, y ya sea que comience con una explicación o que ponga directamente la música para el calentamiento, es ahí cuando empieza una experiencia (de goce para algunos, todo lo contrario para otros) que durará algunos meses y que culminará con la XXVIII edición de la Semana de la Cultura.

Es ese el tema con el que quisera iniciar este blog: la Semana de la Cultura.

No cabe duda que dicho evento todos los semestres tiene puntos blancos y puntos negros. Algunos de ellos han sido memorables. ¿Cómo poder olvidar el gran espectáculo que fue Beatlemanía o lo vergonzoso de la exhibición tipo tabla gimnástica en el estadio de futbol? Sin embargo, la edición que se estará presentando en el mes de noviembre tiene muchos retos que vencer. A continuación una lista con los tres aspectos que sucedieron en la última Semana de la Cultura y que nunca deberían repetirse... Al menos aquellos que tuve yo oportunidad de observar y que recuerdo...

  • El performance entre las presentaciones de tap y jazz - ¡Hórrido! Una imitación barata de una película cuyo título no recuerdo... Un concurso de baile, una chica linda que se queda sin pareja y un mozo que resulta ser un gran bailarín. ¿De quién fue tan brutal idea? Peor aún, ¿no hubo nadie (alumno, maestro, coordinador) que se percatara de que los chicos ni eran buenos actores y que dichos sketches no venían al caso?

  • Danza árabe, un baile sensual convertido en un baile vulgar - Fue una mala combinación de vestuario, música y pasos de baile. La música... típica... pero típica de un lugar donde muchos hombres de negocio cierran los tratos. El vestuario... una sola palabra: dominatrices. Los pasos de baile... imagínense a los padres de familia viendo a sus hijas arrastrarse por el escenario simulando ser felinas. Una expresión del mal gusto.

  • La tan esperada y no podida ver clausura - Después de que en uno de los días hubiera un tumulto en las entradas del Salón de Congresos (donde por cierto hubo empujones, jalones de pelo y demás), y durante la presentación de los últimos talleres, se decidió que se proporcionarían boletos para poder entrar a la función de clausura. Un empleado con un megáfono gritaba interminablemente lo mismo a los oídos de aquellos que ya comenzaban a formarse para dicha función: "ÚNICAMENTE SE OTORGARÁ UN BOLETO POR PERSONA. ESTÁ PROHIBIDO QUE LOS ALUMNOS PARTICIPANTES SE FORMEN Y QUE LES DEN SUS BOLETOS A SUS AMIGOS Y FAMILIARES. ESTÁ CONTRA EL REGLAMENTO". Una organización que dio mucho que desear, malestar ante el público, ante los participantes y ante las autoridades. Muchos eran los que tenían ganas de poder apreciar la función de clausura... se quedaron con las ganas.

Cada edición de la Semana de la Cultura, Rosy Gluyas, Directora de Difusión Cultural, y su equipo nos presentan sorpresas, pero ojalá que para la edición siguiente las sorpresas sean gratas y no todo lo contrario...